El río Segre entra en la comarca siguiendo su curso hacia poniente.
A la altura de la Seu — el río toma rumbo hacia el sur,
donde deberá atravesar el desfiladero de Tres Ponts y otras angustias.
Al lado del río, los cuatro centros principales: la Seu, cabeza
de comarca, ciudad episcopal de raíces romanas; Organyà,
la cuna del primer texto literario en catalán; Coll de Nargó,
capital de los raiers, los almadieros del Segre; y Oliana, la puerta
de los caminos del sur.
A ambos lados del río, los valles laterales, que aportan riqueza
humana y diversidad de paisajes. En el límite con la Cerdanya,
el Baridà, con los municipios de Cava, Pont de Bar y Arsèguel.
Al norte, limitando con Andorra, Bescaran, Arcavell, Estamariu: al sur,
hacia el Cadí, Vilanova de Banat, Alàs y Ortedó.
Siguiendo al río, los pueblos de la ribera: Valira arriba, en
dirección a Andorra, los valles de Sant Joan, que ascienden hasta
el techo de la comarca, que es el pico del Salòria. El valle
de Castellbò, cargado de historias y rincones. Camino del Pallars,
los valles de Aguilar, tierras de pastos ancestrales.
Al otro lado de Tres Ponts, a la izquierda del Segre, aparece el
río de Lavansa, encajonado y agónico. El valle, que se
acomoda a los lomos meridionales del Cadí, con Josa, Tuixén
y los pueblos de Lavansa, conserva una gran personalidad. Al sur, los
valles de Alinyà, país de bosques y leñadores legendarios.
Ante Organyà, el valle de Cabó. Al sur de Cabó,
Montanissell, Sallent, els Prats, el cañón de Valldarques,
un país impresionante, bello, difícil y áspero.
Y también Gavarra, mirador de excepción sobre las tierras
bajas. Sobre la ribera del Segre, Peramola y su entorno, con topónimos
sonoros: Castell-llebre, Cortiuda, Rumbau.
Al sur, las tierras mutiladas por el embalse de Rialb: Bassella,
Castellnou, Aguilar. La Clua, superviviente sobre una roca. Al lado
de la Ribera Salada, camino de Solsona, Ogern y Altés. A mediodía,
ya con un pie en la Noguera, las planicies amables y finales de Mirambell
y Guardiola: las montañas quedan al norte.
|